Después, el viaje nos conduce al corazón del Quindío, donde la cultura se saborea en cada experiencia. En fincas especializadas, aprenderemos el arte del cacao “de la semilla a la taza”, participaremos en talleres de fermentados y recorreremos cafetales en los tradicionales Jeep Willys. Allí descubriremos por qué el café colombiano es un referente mundial y cómo cada detalle —desde la planta hasta la cata— habla de la relación íntima entre territorio y sabor.
La ruta gastronómica culmina con una cena de degustación en siete tiempos: un homenaje a la geografía colombiana que combina técnicas de autor con productos locales, llevando a la mesa los sabores de la Amazonía, el Caribe, el Pacífico y los Andes. No es solo comer: es recorrer el país entero a través de sus ingredientes.
Esta segunda parte del viaje es un tributo a la cocina como identidad cultural, un encuentro sensorial que conecta tradición y contemporaneidad en un escenario único: el Quindío.